sábado, 18 de diciembre de 2021

El “mentoring” empresarial

La alusión anglosajona “mentoring” significa asesoría o tutoría, es la acción de guiar, instruir o aconsejar y cuyo origen proviene de un personaje de la Odisea, el poema épico griego atribuido a Homero en donde Ulises, antes de partir hacia la guerra de Troya, le encomienda a su fiel amigo Méntor la formación de su hijo Telémaco para que aprenda a ser un rey ecuánime, sabio y valiente dado su condición de único heredero del reino de Ítaca.

La figura del mentor era usual en la preparación de los reyes en la Antigüedad, especialmente a través de los filósofos quienes influían en la política, el derecho y en la ética personal (no es casual la idea del “filósofo rey” propuesta por Platón en La República). Un ejemplo célebre es el caso de Alejandro Magno quien estuvo varios años bajo la tutela y la enseñanza de Aristóteles, amigo de su padre el rey Filipo.

El mentor fue también clave en el renacer de la vida comercial y social en las ciudades medievales, personificado en el “maestro” del taller quien guiaba a los aprendices con especial dedicación y protección para que adquieran los conocimientos artesanales de la época y puedan luego así convertirse en oficiales.

Los antecedentes del “mentoring” en la historia son muchísimos y variados, y no están relacionados solamente a una relación de mentor-discípulo sino también a un espacio de reflexión, tal como sucedió en los prestigiosos “salones” que fueron el eje de la conversación intelectual en los siglos XVII y XVIII a través de sus anfitriones que organizaban un ambiente prodigioso para la sociabilidad y el intercambio de sabiduría.

La interacción del conocimiento es una actividad propia de la naturaleza humana, de su cultura y civilidad. El hombre no nace con conocimientos “innatos” sino que requiere del aprendizaje, de la experiencia propia y ajena. La filosofía moderna trajo controversias epistemológicas muy ricas en este sentido, y sus consecuencias en el método y la demarcación del conocimiento científico llegan hasta nuestros días.


A partir de las transformaciones en los procesos productivos y las relaciones laborales derivadas de la revolución industrial y especialmente en la era de la información, el mentor retorna al “taller” empresarial por medio de la capacitación y los programas gerenciales en los cuales los ejecutivos corporativos ayudan en la formación de los colaboradores con alto potencial para desplegar y retener a sus talentos.

Actualmente, con la revolución digital, el “mentoring empresarial” se ha extendido a la consultoría siendo una práctica especializada y orientada al desarrollo de las personas o a un equipo de trabajo para guiarlos en la ejecución de proyectos, metodologías o procesos determinados con el fin de interactuar “know-how” y potenciar las capacidades estratégicas de la organización. A diferencia del “coaching” que se dispone a desarrollar ciertas actitudes personales, el “mentoring” está dirigido al desarrollo profesional de largo plazo realizado por “practitioners” que aportan experiencia y conocimiento útil para ayudar a transformar las nuevas soluciones tecnológicas desde otra posición.

Si bien el “mentoring” se enfoca en el saber hacer reduciendo la curva del aprendizaje, requiere asimismo una armonía con las conductas generacionales y los cambios disruptivos fruto de los nuevos paradigmas. Al decir de Peter Drucker en La sociedad postcapitalista, una obra premonitoria publicada a pocos años de la caída del muro de Berlín, la humanidad está frente a un nuevo significado del conocimiento en el cual debemos ir “aprendiendo a aprender”.

Podríamos decir, para concluir, que esta noble y antigua práctica del “mentoring” dejó de ser una forma de transmitir conocimientos para transformarse hoy en un verdadero encuentro de experiencias compartidas, en un diálogo de aprendizaje mutuo para cocrear valor sustentable en un mundo cada vez más complejo y volátil.