Los datos publicados por Statista Digital Economy son contundentes acerca del poder de internet en ese sentido. ¿Qué sucede en 60 segundos en internet? El informe indica que en tan sólo un minuto se realizaban en el año 2017 más de 3,8 millones de búsquedas en Google, mas de 87.000 horas de videos eran vistos en Netflix, más de 1,5 millones de canciones eran escuchadas en Spotify, más de 400 horas de videos eran subidos en YouTube, se enviaban más de 156 millones de correos electrónicos, más de 243.000 fotos se subían a Facebook y otras 65.000 en Instagram, se enviaban más de 350.000 tuits, más de 29 millones de mensajes por Whatsapp, se abrían más de 120 nuevas cuentas en Linkedln y se efectuaban más de 18.000 “matches” en Tinder, entre otras tantas acciones efectuadas en las redes sociales.
El avance tecnológico es exponencial y nunca la humanidad estuvo tan
conectada como en la actualidad. Con la revolución de internet han nacido nuevos modelos de
negocios y un sin número de plataformas colaborativas que reconfiguraron la interacción social y el estilo de vida de las personas. Estos
cambios de gran impacto en las formas de consumo y en la manera de relacionarse, potenciados especialmente por los "nativos digitales", son la mayor amenaza para los bancos quienes deben
adaptarse con estructuras muy pesadas y burocráticas.
En este contexto, las
redes sociales por medio del “big data”, “machine learning” y otras
herramientas de “data science” saben hoy más de las personas que cualquier
agencia de crédito y tienen una posición privilegiada para poder ofrecer
servicios financieros mucho más ágiles y eficientes acorde a los nuevos hábitos
de los usuarios al igual que el resto de los servicios que brindan con inigualable
éxito. Hace ya varios años que las grandes empresas tecnológicas han pasado a
ser las compañías de mayor valor desplazando a las industrias convencionales y generando
una formidable y alentadora expectativa en todo el ecosistema fintech.
¿Podría significar esto el final de los bancos? Como puede apreciarse del
gráfico anterior, los activos de las entidades financieras son muy significativos
dado que a través de ellos se canaliza una enorme proporción de los flujos de fondos de la economía mundial.
Por otro lado, las regulaciones en los países son cada vez más estrictas a los
efectos de controlar el origen de los fondos y la legalidad de las transacciones
globales, y por lo tanto los bancos siguen siendo una pieza fundamental al ser los
intermediarios del dinero cuyo monopolio se encuentra en manos de los diferentes Estados.
De esta manera, la alianza entre la banca y las fintech es
una necesidad cuyo eje central es el “usuario”
quien demanda nuevas experiencias vinculadas tanto a la ingeniería como al diseño y la funcionalidad de las plataformas utilizadas. Sin dudas el
plato fuerte de las empresas tecnológicas son los sistemas de pago, siendo por
otro lado su gran desafío el sistema de préstamos especialmente el “crowdlending”
entre empresas.El crédito bancario es un instrumento relevante de financiación en las empresas cuya utilización puede apalancar positivamente sus resultados y propósitos estratégicos, como así también ocasionar un severo perjuicio a la organización y a sus “stakeholders”. Es por eso que entender la lógica crediticia y las buenas prácticas utilizadas en las entidades financieras facilita el acceso idóneo a las fuentes de financiación, posibilitando la creación de valor tanto en las empresas como a los emprendedores que necesiten recurrir a terceros para poder abordar sus nuevos negocios.
De qué manera las fintech y las grandes empresas tecnológicas podrían ofrecer un volumen prominente de asistencia crediticia en la economía empresaria y cuál sería el “marketplace” para colaborar sin conflicto de intereses en esa asistencia, son algunos de los grandes interrogantes que plantean las finanzas 4.0. Ante este difícil reto y que hasta ahora no se ha podido desentrañar, nos podríamos preguntar si el advenimiento de la moneda virtual y, acudiendo a la calificada obra de Hayek, la desnacionalización del dinero no serían las claves de dichos interrogantes.